El carácter social de la humanidad posibilita que los seres humanos mantengan vínculos con otros de su misma especie. Pero existen algunas circunstancias que impiden que estas relaciones sean satisfactorias.
Para algunas personas es difícil interactuar con otros debido a que no se sienten seguros en su forma de conducirse. Estos sujetos por lo regular evitan cualquier tipo de contacto social, y si lo tienen muestran angustia, expresada a través de sudoración, ruborización, ausencia de contacto visual, disminución del volumen de voz, etcétera.
Lo anterior se relaciona con el valor que se da uno así mismo. Si el sujeto se percibe sin valor, poca cosa o inferior, es probable que exprese comportamientos que lo minimicen.
Los padres pueden influir en el amor propio de los hijos y fortalecer su autoestima si reconocen sus metas (“estoy orgulloso de ti”), fomentan el respeto y aprecio por su persona (“eres valioso, cuida tu cuerpo”) y evitan ridiculizarlos (“eres un tonto”).
Otra forma de evitar la timidez e inseguridad es a través del aprendizaje de medios efectivos para comunicarse: hablar de manera clara y precisa, utilizar tonos de voz congruentes con lo que se dice, expresar ideas y pensamientos evitando la ansiedad, etcétera.
Las habilidades que tiene un sujeto para interactuar con otros de manera armónica proveen a los individuos de herramientas para evitar que la soledad y el aislamiento que provoca la inseguridad y timidez puedan constituirse en un riesgo para consumir drogas.
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