En la actualidad, es común que el núcleo familiar se enfrente a una serie de acontecimientos que están relacionados con surgimiento de angustia. Existen situaciones de estrés que afectan a cada uno de los integrantes de la familia.
Por ejemplo, al papá puede afectarle el levantarse temprano para llegar a tiempo al trabajo, la urgencia de cubrir las necesidades básicas de su familia, los problemas conyugales, etcétera.
La mamá puede angustiarse por los problemas de sus hijos, la cantidad de labores que tiene que hacer (domésticas y/o laborales), la aparición de algunos trastornos (menopausia), etcétera.
Existen situaciones estresantes que se pueden cambiar, pero otras son continuas e inevitables, por lo que la búsqueda de alternativas es necesaria.
Algunas sugerencias para disminuir la tensión son la práctica de actividades relajantes o entretenidas (bailar, practicar algún deporte, descansar, etcétera); y la modificación de pensamientos causantes de angustia, vislumbrando la vida como algo positivo y percibiendo los problemas como un desafío, más que como una amenaza.
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