La adolescencia es una etapa de cambios para asumir nuevos roles que conllevan, por lo tanto, otras responsabilidades y derechos. La inserción a la vida adulta es un proceso que requiere de la activación de todas las herramientas psicológicas con las que cuenta el adolescente. Una de estas herramientas es el autocontrol.
El autocontrol es la capacidad de gobernar nuestros actos y sentir la seguridad de que la mayor parte de los acontecimientos diarios están relacionados con nuestras capacidades (están en nuestras “manos”).
Los adolescentes, al enfrentarse a los cambios individuales que exige el nuevo papel que desempeñan, pueden percibir que carecen de un adecuado control sobre su vida.
Ante esta situación, los padres de familia deben fortalecer la convicción de que cada persona es responsable de sus propios actos. El adolescente debe tener confianza en sus habilidades para un buen desenvolvimiento en la vida diaria (capacidad de entablar conversaciones; habilidad de defender sus derechos, expresar sus sentimientos y pensamientos, sin que esto le cause ansiedad; amor y
respeto por uno mismo).
Recuerde que cualquier habilidad es producto de la práctica continua; si el adolescente se fortalece con el aprendizaje de nuevas aptitudes y desarrolla confianza en su persona, se sentirá más seguro en el control de su vida.
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