En la familia se establecen normas que rigen el comportamiento de sus integrantes, mas no están escritas, ya que forman parte del aprendizaje. De esta manera, existen mensajes que el sujeto va adoptando, convirtiéndose en parte de su visión del mundo.
Actualmente las estrategias de publicidad, a través de sus mensajes, han conseguido que los productos que promocionan se vuelvan parte de la vida cotidiana. Algunos de éstos se han vuelto una necesidad por todas las “virtudes” que se les atribuyen (la mayor parte de las veces falsas).
Entre estos mensajes se encuentran los relativos al uso de alcohol y tabaco, donde se glorifican sus efectos (“como me hace falta un cigarrillo para los nervios”), se asocia con momentos agradables (“una fiesta sin alcohol no es fiesta”), se minimizan sus consecuencias (“no te pasa nada, ándale no seas marica”).
Los mensajes no siempre son hablados, ya que con el ejemplo también se promueve el consumo.
Los padres, como agentes de prevención, deben estar pendientes de este tipo de mensajes y contrarrestarlos brindando información adecuada y oportuna sobre drogas, para evitar que sus hijos perciban el consumo de alcohol y tabaco como algo favorable.
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