domingo, 15 de septiembre de 2013

Los 2 años de vida: ¡no hay quién los detenga!

Llegó la hora de fomentar su independencia; alrededor de los 18 meses su marcha se ha establecido, puede señalar aquello que es de su interés, puede construir torres con cubos grandes, también sujeta más de dos objetos en sus manos. Mamá deposita sus juguetes en una caja, sin embargo, el pequeño disfruta voltearla para ver rodar sus pertenencias preferidas.

Los padres de familia deben contar con mucha paciencia para permitir estas travesuras, esenciales en la infancia, ya que están en juego las capacidades del niño.

En la medida en que el chiquitín experimenta, explora, observa y actúa se va generando el aprendizaje necesario para poder dominar su entorno. La única ocupación que tiene es el juego ¡qué maravilla!

Es una buena ocasión para que tanto papá como mamá participen en los juegos del pequeño, le enseñen a identificar las partes de su cuerpo, los nombres de los objetos, de los familiares, y le permitan que intente comer solo, ponerse el pantalón, etcétera.

A medida que se acerca a los dos años es más hábil para hacer amigos y le gusta demostrarlo; cuando va tomado de la mano de mamá por la calle le sonríe a los adultos, quiere jugar con sus vecinos, le pide helado al compañero de autobús, en fin, expresa sus deseos. También aprende de las relaciones que tienen los padres
con sus amigos, vecinos y familiares.

Aunque parezca extraño, a esta edad los niños se sienten más motivados a comunicarse con los adultos o con niños mayores que con otros pequeños; la razón es porque les hacen más caso que sus iguales; con los colegas únicamente permanecen a su lado, es decir,
juegan juntos pero no entre sí, ya que con facilidad pelean por los juguetes.

Con las personas mayores la conexión es más fácil y sobre todo más divertida, por ejemplo: compartir el material de construcción con el tío Juan para hacer una casita.

Lo que el niño ve y percibe en su casa de cualquier forma tendrá una influencia en sus futuras relaciones sociales; si los padres de familia se muestran corteses, él también aprenderá a serlo. Cuando se utilizan habitualmente las fórmulas de cortesía: por favor, gracias, disculpa..., se vuelven parte habitual de su vocabulario y recurrirá a ellas espontáneamente cuando sea necesario.

La guía y enseñanza de los padres, así como de quienes lo cuidan, es fundamental para continuar con un desarrollo y crecimiento sano. Para ello, también hay que vigilar su alimentación, cartilla de vacunación, el estado de ánimo, su horario de sueño, entre otras cosas.


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