lunes, 30 de septiembre de 2013

Algunas funciones tradicionalmente asignadas al padre son las siguientes:


  • Servir como modelo para la diferenciación de papeles entre hombre y mujer.
  • Brindar protección a la familia.
  • Aportar el dinero para la manutención.
  • Poner límites y normas al funcionamiento familiar, cuidando su cumplimiento.
  • Apoyar la integración de la personalidad, el desarrollo emocional y la salud psicológica de los hijos.
  • Cuidar que en el desarrollo de los hijos exista un buen autoconcepto y autoestima.


Los estudiosos afirman que los padres son los encargados de transmitir a sus hijos normas sociales, costumbres, creencias, formas de vida, estilos de comunicación, hábitos, actitudes, mecanismos de solución de conflictos, forma de vestir y gustos, a través de los cuales los niños se van adaptando a la sociedad.

El papel de los padres en el cuidado de los hijos es indudable, si se toma en cuenta que los pequeños y las pequeñas no pueden valerse por sí mismos y necesitan de alguien para cubrir sus necesidades físicas básicas.

En cuanto a las necesidades psicológicas de los hijos, los padres brindan afecto y protección, indispensables en el desarrollo emocional.

El afecto es un sentimiento que los padres desean trasmitir a sus hijos a través de los diferentes cuidados que les brindan. El amor hacia ellos es lo que lleva a los padres a educar de determinada manera, y toda decisión que toman en relación con los hijos se piensa en su beneficio, aun cuando se trate de castigos.

El afecto y la seguridad dan las bases para que exista confianza recíproca en la relación; es decir, los hijos saben que pueden acudir a sus padres ante cualquier situación para buscar apoyo, orientación, consuelo, etcétera. Los padres confían en que sus hijos vendrán a ellos cuando los necesiten.

El que exista confianza en una relación también se refiere a que los padres no necesitan estar presentes para que los hijos realicen o no determinadas tareas. La única manera de desarrollar este tipo de confianza en los hijos es observándolos y conociéndolos lo más completamente posible.

La mayoría de los padres conocen las habilidades de sus hijos, sus intereses y el tipo de temperamento que tienen; pueden, por ejemplo, describir que son buenos para las ciencias, que les gustan los juegos de equipo y que son alegres. Sin embargo, no siempre conocen sus preocupaciones, sus temores, las características de sus amistades, qué es lo más importante para ellos, cuáles son sus metas, qué piensan de ellos mismos o cuáles son sus sentimientos.

Los aspectos relacionados con afecto y confianza están ligados con la comprensión. Para algunos padres es difícil comprender a los hijos, ya que consideran que no tienen problemas ni preocupaciones, o que sus conflictos son transitorios o sin importancia. Pero éste es el punto de vista de los padres, no de los hijos. Para los hijos puede ser angustiante no encontrar un juguete, terminar con su pareja, acercarse a alguien desconocido y darle un beso porque los papás le dicen “es tu tío”, o tener miedo de algo que no pueden describir. Realmente los hijos pueden sentirse angustiados, tristes o incompren-didos cuando no son tomados en cuenta o no se les atiende con la misma importancia con la que se escucha a un adulto.

Los padres pueden ponerse en el lugar de sus hijos, regresarse a su edad y pensar lo que significa para ellos alguna situación; entender que sus razonamientos son diferentes y que en ocasiones sus pensamientos son más lógicos y claros.

Para algunas personas ser padre o madre es la experiencia más importante que han tenido en su vida y encuentran una gran satisfacción y felicidad al desempeñar sus funciones. Para otras, es una constante preocupación y una limitación en su desarrollo personal; otras más, consideran que es un gran reto o una gran responsabilidad. Algunas piensan que es una manera de ir creciendo
junto con los hijos; otras lo consideran una dependencia exagerada y desean que los hijos crezcan rápidamente.

Hay quienes viven la maternidad y la paternidad como un constante conflicto entre su realización como padres o madres, lo cual les genera sentimientos de culpa.

La misión de la maternidad y la paternidad tiene objetivos diferentes para las personas. La mayoría desea que sus hijos sean felices, honrados, autosuficientes, independientes, sanos. También desean que se comparta amor, pero lo anterior sólo se logra a través
del involucramiento positivo y real entre los padres con sus hijos.

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