Los padres, desde el momento de nacimiento de sus hijos, formulan hipótesis en cuanto a su futuro. Este hecho es llamado formación de expectativas y se refiere a lo que se espera de los demás.
En lo referente a la educación, los padres desarrollan ciertas expectativas en cuanto a éxitos escolares, elección de carrera profesional, recibir reconocimientos, etcétera.
Cuando se espera un limitado éxito escolar, pueden utilizarse mensajes que devalúen las capacidades de los hijos (“eres un tonto”, “para qué invierto en ti, mejor ya ponte a trabajar”). Recuerden que sus hijos tienen capacidades que pueden desarrollarse; la motivación para las actividades escolares puede promoverse a través de expectativas positivas y del apoyo cuando hay dificultades de aprendizaje.
Se ha demostrado que entre menos se espera, menos se obtiene. Por lo que es importante confiar en las capacidades de los hijos y tener la certeza de que ellos pueden dar mucho en su desarrollo como estudiantes.
Está demostrado también que si se espera poco de los hijos en su vida escolar, existe riesgo para ellos de que consuman drogas.
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