lunes, 21 de octubre de 2013

DETRÁS DE LA CORTINA DE HUMO

El consumo de marihuana no sólo es dañino para el que la consume. Él también puede convertirse en un riesgo para la sociedad.
Las investigaciones muestran claramente que la marihuana tiene el potencial de causar problemas en la vida diaria. Un estudio realizado en 129 universitarios reveló que aquellos que habían consumido esta droga entre los 27 y 30 días antes de haber contestado la encuesta, habían disminuido considerablemente sus habilidades importantes relacionadas con la atención, memoria y el aprendizaje. Un estudio hecho a los trabajadores del servicio postal reveló que los empleados que habían dado positivo en las pruebas de uso de marihuana habían sufrido un 55% más de accidentes, un 85% tenían más lesiones y un 75% más de bajas en el trabajo.

En Australia, un estudio descubrió que 4.3% de las tragedias automovilísticas fueron causadas por la intoxicación de cannabis.

Es casi imposible crecer en Estados Unidos, o cualquier otro país, y no estar expuesto a las drogas. La presión social para tomar drogas es alta y la información honesta sobre los peligros de éstas no está siempre disponible.

Mucha gente te dirá que la marihuana no es peligrosa. Ten en cuenta quién te lo está diciendo. ¿Son las mismas personas que están tratando de venderte algo de marihuana?


La marihuana puede dañar la memoria de las personas, y este impacto puede continuar por días o semanas después de los efectos inmediatos de haber dejado de consumirla. En un estudio hecho a un grupo de grandes consumidores de marihuana, se les pidió que recordaran palabras de una lista. Perdieron la habilidad para recordar correctamente las palabras incluso 4 semanas después de haber dejado de fumar.
Los estudiantes que consumen marihuana tienen calificaciones más bajas en sus estudios y es menos probable que lleguen a la universidad que los no fumadores. Ellos simplemente no tienen las mismas habilidades para recordar y organizar información en comparación con los que no usan esas sustancias.


“El profesor del colegio al que yo iba fumaba tres o cuatro porros diarios. Consiguió que muchos de los estudiantes empezaran a fumar porros, incluyéndome a mí. Entonces su traficante me incitó a tomar heroína, la cual consumí sin oponerme. Para entonces, era como si mi consciencia estuviera realmente muerta”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario