Existen diversas formas de controlar la conducta de los hijos. Una estrategia es el “chantaje”, en el que se les responsabiliza de malestares reales o fingidos; también puede usarse este tipo de reacción para evitar que los hijos realicen sus propias actividades, presionándolos para que atiendan a los padres “dolientes”.
El resultado de lo anterior puede provocar sentimientos de culpa en los hijos.
Los padres deben evitar este tipo de actitudes. Recuerden que existen otras formas de regular el comportamiento de los hijos, como el acuerdo democrático de reglas claras y precisas, el establecimiento de sanciones y las negociaciones acerca de algunas situaciones inesperadas que se presenten.
El respeto por las actividades y decisiones de los hijos es importante; cada persona tiene la responsabilidad de controlar su conducta y los padres son personas que están con los hijos, pero en ningún momento son sus dueños.
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