En Estados Unidos, el Ritalin es objeto de graves sanciones penales por su abuso. Las penas por traficar con él por primera vez (serías culpable aunque sólo compartieras una o dos pastillas con un amigo) puede incluir hasta 20 años en prisión y una multa de hasta 1 millón de dólares.
Si de esta primera infracción resultara una muerte o lesión grave, la pena de prisión sería de 20 años a cadena perpetua. Si la droga se inyectara, sería una infracción con penas aún más duras.
“Me doy cuenta que mi interés y dependencia a las anfetaminas comenzó cuando se me recetó Ritalin. Al principio fue cada fin de semana, luego era todos los días.
“Comencé a tener alucinaciones de aves volando sobre mi cabeza, sensaciones de que había gente en el mismo cuarto cuando yo estaba solo, y principios de paranoia. Utilicé la receta completa de Dexedrine [de mi amigo] en una semana. Luego volví al Ritalin y de ahí continúe.
“No recuerdo mucho lo que pasó el último año de preparatoria. Pero si recuerdo una depresión abrumadora y una incapacidad para comprender exactamente la razón de porqué me estaba yendo peor que nunca en la escuela. Apenas logré graduarme, y no hice planes en lo absoluto para la universidad.
“En el último minuto me inscribí en una universidad local. Fui capaz de permanecer limpio durante unos diecisiete días antes de que la necesidad de las anfetaminas superara todo lo demás. Asistí a clases durante una semana, y fallé miserablemente”. —Samuel
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