Se puede desarrollar tolerancia a muchos depresores con rapidez, y llegar a necesitarse dosis más grandes para lograr el mismo efecto. El consumidor, al tratar de alcanzar el mismo viaje, puede aumentar la dosis hasta un nivel que produzca coma o muerte por sobredosis.
El uso a largo plazo de depresores puede producir depresión, fatiga crónica, dificultades para respirar, problemas sexuales y problemas de sueño. Conforme aumenta la dependencia a una droga, son comunes los deseos incontenibles, el pánico o la ansiedad, si el consumidor no puede conseguir más.
El síndrome de abstinencia incluye insomnio, debilidad y náusea. A los consumidores continuos y de altas dosis, les puede causar agitación, temperatura corporal alta, delirio, alucinaciones y convulsiones. A diferencia de la abstinencia de la mayoría de las drogas, la abstinencia de los depresores puede ser una amenaza para la vida.
Estos fármacos también pueden aumentar el riesgo de concentración alta de azúcar en la sangre, diabetes, y aumento de peso (se ha informado de casos de hasta 45 kilos).
En un estudio realizado por USA Today, basado en datos de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos en un período mayor a 4 años, los antipsicóticos (un tipo de depresor) fueron los principales sospechosos en cuarenta y cinco muertes causadas por problemas cardiacos, asfixia, insuficiencia hepática y suicidio.
“He tenido dos sobredosis de pastillas recetadas (Zyprexa) y un amigo cercano murió por el mismo fármaco… No hay peor sensación que la de saber que tu amigo ha muerto porque le diste unas pastillas de las que conocías relativamente poco”.
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